Otro pensament más…

Nací viejo, eso es verdad. Desde pequeño hablaba con una cadencia y vocabulario entre pedante y pesado, con frases tan largas que cuando llegaba al final de la sentencia había olvidado el principio. Siempre quise llevar sombrero, como mi abuelo, e incluso bastón. Ambas cosas me parecían el epítome de la elegancia. Ese envejecimiento prematuro, junto a una vida precoz en todas las áreas, es lo que lleva a muchos a pensar que tengo más edad de la que anuncia mi DNI, supongo. La verdad es que no me importa. Bueno, quizá al principio un poquillo, porque me hacían más anciano que varios de mis conocidos, que ya peinaban canas cuando yo era un chaval, pero que han sabido cuidarse, e incluso maquillarse, de modo que estando cerca de los setenta parecen chavales –tostaditos, delgados, con su “peeling”… Y con sus pelajes densos y oscuros… Y los dientes blancos y alineados…-. Como muchos, otros, cuando me aproximaba al medio siglo de edad, comencé a pensar en lo que quedaría de mí en el planeta al morir. En lo que dirían aquellos que me conocen, o los que creen conocerme… Mi conclusión es que no quiero morir. No pienso dejar que otros desdibujen o alteren la verdad de mi existencia. Quiero ser el que dé la última versión de lo que sucedió en tal o cuál momento, porque la versión que trasciende suele ser la del último representante de un grupo. ¡Es vital que sea yo..! O solo se escucharán versiones falaces e incompletas. Es más, querría ser yo para completar alguna pequeña venganza dejando expuestas las vergüenzas de más de uno… PERO… No, en serio, nunca podría. Siempre que caigo en este pensamiento recuerdo a Pepín Bello, cuando le preguntábamos sobre episodios dudosos de aquel fantástico grupo de la Residencia de Estudiantes, con Lorca, Dalí, Buñuel, y él mismo. Tuvo siempre la oportunidad de añadir o corregir algunas zonas grises de aquella conjunción irrepetible de talento, o darse importancia en algunas “gestas”, pero hasta donde yo sé, nunca lo hizo. No es fácil. Sospecho que llega un momento en el que se relativiza tanto que se piensa: Y a mí qué más me da lo que opinen de mí cuando muera, es su problema, bastante tengo yo con reintegrar mis átomos a la naturaleza.

Ahora que, por si acaso duro, me estoy quitando las manchas de la frente con un mejunje infernal. Cuando termine el tratamiento voy a aparentar solo diez años más que los que tengo, aunque por ahora solo he conseguido tener la cara como si la hubiera puesto a medio centímetro de la freidora, llena de salpicaduras rojas.

Acerca de Felipe Mellizo

Soy guionista, casi periodista, padre, pareja, ex-golfo, ex-aventurero, comilón, bruto, y seguidor del Atlético de Madrid.
Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario